Mide el grado de fragilidad del sistema hídrico para mantener una oferta que permita el abastecimiento de agua de sectores usuarios del recurso, tanto en condiciones hidrológicas promedio como extremas de año seco. Se calcula a partir de una matriz de relación entre el Índice de Regulación Hídrica y el Índice de Uso del Agua (IDEAM, 2019).